Jamás había visto un eclipse lunar, y a día de hoy eso no ha cambiado. Recopile información del inminente eclipse, estudie el terreno, calcule el sector del cielo donde se encontraría la luna, me levante temprano y el cielo estaba completamente ennegrecido. No me lo podía creer! aun así subí a lo alto de la montaña, tenía muchas ganas de verlo. Como era de esperar no conseguí nada, las nubes tapaban absolutamente el cielo y la rojiza y eclipsada luna que flotaba en el cielo aquel día desapareció entre las montañas oculta entre las nubes. Se puso a nevar, estaba amaneciendo. Yo sentado en un asiento de madera de un merendero en medio de la nada adormecido y con tantas capas de ropa que no sentía frio alguno me quede allí, pensando. Cuando me quise dar cuenta estaba cayendo una buena y dos dedos de nieve tapaban la carretera, me fui cagando leches.
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