jueves, octubre 07, 2010

InterRail 2010 vacaciones en tren. Hungría (Parte V)

Cruzando el rio
Atardecer lluvioso
Pasando un tranvia
Con color
La plaza
Parlamento Hungaro
Budapest y su Danubio
Vista de la ciudad de Budapest
Museo del terror

De Viena a Budapest tardamos menos de 3 horas en tren, tuvimos la suerte de poder coger un tren de alta velocidad pagando un suplemento de 5€. Muchos trenes de alta velocidad pese al billete de InterRail requieren pagar un suplemento. Llegamos a Budapest sobre las 3 de la tarde, bastante frescos y descansados, un trayecto en tren corto y habíamos dormido mucho y bien la noche anterior. La estación de tren de Budapest en una estación vieja con un encanto especial, bastante bien conservada, cuenta con varios puestecitos donde comprar libros, recuerdos y algo para comer y beber, una caseta de información y un par de compañías donde cambiar moneda. Como nota añadiré que en las taquillas de aspecto sesentero hay un ordenador por cada dos empleados por lo que hay que elegir bien en la cola en la que esperar o tocara ahcerla de nuevo. Legamos con la intención de llevar a cabo el mismo plan de siempre, conseguir un mapa y con el buscar un sitio donde dormir esa noche, la cosa no fue así en esta ocasión. Tan solo recorrimos unos metros desde la puerta del tren dirección a la caseta de información cuando una señora mayor de aspecto amigable nos paró, supongo que por nuestro aspecto inequívoco de mochileros buscando alojamiento a buen precio -Hello? Do you have hostel? A lo que le respondí, No, we are looking for one. Entonces nos empezó a explicar… Esa señora de extraño acento nos estaba ofreciendo alojamiento, mi compañero y yo nos miramos y nos dijimos -No tenemos nada que perder sigámosla, dice que está cerca. Mapa en mano no dejo de hablar ni un segundo, señalándonos lugares con el dedo, museos, monumentos, zonas de ocio… incluso nos regaló una pequeña guía de la ciudad en inglés. En menos de 10 minutos habíamos llegado, nos enseñó un portal viejo y mugriento, con vitrinas destrozadas flanqueando la puerta llenas de cristales rotos en su interior, encima de esta se podía leer el número 73 que parecía estar a punto de desprenderse y caer al suelo. Edu y yo nos miramos, en mi expresión se dibujo una sonrisa irónica… - ¿pero que mierda es este sitio? Pensé. Tras ese primer pensamiento me vino a la cabeza uno aun menos alagueño, me imaginba a mi atado a una camilla de pies y manos al lado de un tio vestido de cirujano con una motosierra en la mano y intención de amputarme un brazo…. ¿Estábamos en Hostel 2…? ¿Dónde nos estábamos metiendo…? Elisabeth así se llamaba ella, introdujo dos códigos en la puerta y esta se abrió, que sitio más raro dios mio! ¿¿Estamos locos o que?? Pensé nuevamente. El interior tenía otro aspecto estaba limpio aunque no mejor conservado, cruzamos un largo pasillo y nos subimos a un viejo ascensor para subir al tercer piso. Cuando las chirriantes puertas del destartalado ascensor se abrieron la visión de la vieja puerta numero 73 quedo atrás, nada tenia que ver. La parte interior del edificio era un rectángulo abalconado donde se encontraban las puertas de las viviendas, con un pequeño jardín en la parte inferior, realmente una joya de edificio de principios del siglo pasado. En los balcones, apostadas en las puertas de sus casas ancianas compartían la tarde charlando de sus cosas y disfrutando del ambiente refrescante que proporcionaba el patio interior, parecía y fue un sitio tranquilo, perfecto para nosotros. El piso en si constaba de 2 habitaciones, lavabo y cocina con nevera. La habitación grande espaciosa, acogedora y muy limpia. Podíamos cocinar si así lo deseábamos y contábamos con nevera para guardar agua, cominda y…. la birra… que más se puede pedir! Ah, el precio, ridículo, 25 euros por persona dos noches. Nuestros compañeros en la habitación contigua una pareja de suizos que hablaban español, bastante majos.
Un poco sobre la ciudad:
En la antigüedad Budapest eran dos ciudades separas por el rio Danubio, Buda y Pest (hay una tercera menos relevante) y estas divisiones aún están vigentes a la hora de orientarse por la ciudad . Pest es la parte digamos “llana” de Budapest, entre otras muchas cosas podremos encontrar las estaciones de tren, el famoso parlamento, el cementerio, el famoso parque, la plaza de los héroes y la mayoría de los museos. Cruzando el rio desde Pest por alguno de los numerosos puentes que atraviesan el Danubio como el famoso puente de Elizabeth o el concurrido y impresionante puente de las cadenas, encontramos Buda, en parte apostada en una pequeña colina. Buda nos muestra una ciudad medieval, con su imponente castillo en lo alto coronando la ciudad, la ciudadela desde donde se tienen sin duda, las mejores vistas de la ciudad, la iglesia de la cueva, la Iglesia de san Matías lugar de coronación de reyes, son lugares a destacar entre otros muchos monumentos y construcciones.

Dejamos nuestras mochilas en el Hotel, y nos dispusimos a cambiar dinero. Recorrimos el centro de la ciudad comparando cambios y condiciones hasta que nos decidimos por un pequeño local cerca de la estación, sin duda aunque no con gran diferencia allí conseguimos el valor mas alto. Teníamos hambre, desde las 8 de la mañana que no comíamos nada y eran ya bien entradas las 5 de la tarde. Cerca de nuestra habitación había un pequeño restaurante turco en un soportal regentado por gente autóctona, blancos aunque no sea muy correcta esa expresión. Pedimos dos hamburguesas Kebab y nos las fuimos a comer a la habitación puesto que tenía que recoger algunas cosas y estábamos cerca. Quizás esa rápida y sencilla decisión fue la peor de todo el viaje, pues el sabor raro de aquella carne embutida en pan dulce nos dejó anclados al baño y somnolientos aquella tarde. Hay que vigilar donde se come y ese dia no lo recordamos. Esa noche mi compañero se quedó en la habitación, en parte cansado o atontado por aquella carne turca y decepcionado por haber perdido medio día, yo me dispuse a salir solo. Recorrí la calle en dirección al puente de Elisabeth, aproximadamente a 30 minutos a pie desde el piso. Camine durante unos quince minutos hasta llegar a una pequeña plaza donde coincidían varias líneas de autobús y metro. Allí se concentraba una gran multitud de gente esperando el autobús o el tranvía, a espaldas a estos dos vagabundos discutían : Uno empujo al otro vomitando amenazadores gritos en Húngaro, lo que desato la ira de otro que tiro al primero al suelo y lo empezaron a golpear. Más de cuarenta personas miraban la escena desde una distancia segura, agolpados pero casi sin inmutarse, sin mediar palabra entre ellos, unos completos voyeurs anónimos, supuse que allí seria cotidiana. Tras uno o dos minutos de patadas y pisotones un manto rojo empezó a cubrir la acera de la ciudad, aquel señor de unos cincuenta años yacía en el suelo inmóvil sangrando y parecía que la sangre emanaba de la cabeza, en menos de dos minutos llego la ambulancia y la policía, allí no había pasado nada. Continúe mi camino dándole vueltas a la cabeza, pensando en aquel pobre hombre, en la mentalidad del pueblo húngaro ante aquella situación, en si seguiría vivo en… muchas cosas, me sentí triste, aun me siento triste cuando pienso en ello. Quince minutos después y aun con el trauma de aquellas imágenes en mi cabeza, llegue al famoso puente de Elisabeth. Por un momento olvide lo acontecido tan solo quince minutos atrás, desde allí podía ver las luces del castillo de Buda imponentes desde la orilla opuesta del Danubio, una imagen espectacular. Todo parecía tranquilo, entre turistas que cruzaban el puente, gente sentada a orillas del rio, gente tomando fotografías… Me senté en una placita en frente de una iglesia al lado derecho del puente de Elisabeth, allí me quede un rato, pensativo y me volví.
Al día siguiente nos levantamos temprano, teníamos que recuperar el tiempo perdido. Teníamos la guía que nos regaló Elizabeth y una ruta más o menos planificada, queríamos como siempre ver lo máximo posible en nuestro escaso tiempo. Fuimos dirección al puente de Elisabeth con intención de cruzar a Buda. Empezamos por la iglesia de la cueva, una pequeña iglesia en el interior de una cueva que merece la pena visitar, seguimos una pequeña muralla hasta el camino de acceso a una serie de caminos a pie que llevan a la ciudadela, en 40 agotadores minutos estábamos en la cima. Allí hay un par de locales y terracitas al aire libre donde tomar algo y comprar suvenires, a los pies de la ciudadela. En la segunda guerra mundial la ciudadela sirvió a los nazis como cuartel y hoy en día por 12€ podemos entrar y visitar su museo. Pasamos un buen rato por los alrededores de la negra estructura, pues desde allí se tiene una perspectiva de la ciudad que no se consigue en ningún otro punto, es impresionante. Bajamos esta vez bordeando la carretera para llegar al castillo de Buda. Frente al castillo una escalera de piedra rodeada por verdes jardines que coronan la montaña donde se encuentra la sección central de la fortaleza. Desde allí se puede recorrer la muralla sur para llegar a los patios interiores, la torre del homenaje, rodeada hoy por verdes enredaderas que le dan al castillo un toque romántico, como habiendo congelado el tiempo. Saliendo por el mismo lugar que habíamos entrado cruzamos los jardines del castillo bajando la colina dirección a la iglesia de S. Matías. En menos de 20 minutos estábamos en la allí. La iglesia de san Matías fue lugar de coronación de multitud de reyes a lo largo de los años. Tradicionalmente, cada monarca coronado en esta añadía su toque personal a la iglesia, realizando pequeñas o grandes mejores en ella. Hoy en día se pueden encontrar referencias a varias épocas y reinados en la fachada y interior de la famosa estructura. Cerca se encuentra el puente de las cadenas y el túnel que cruza la montaña hacia el otro lado de la ciudad. Cruzamos de nuevo Pest, teníamos que comer, esta vez en un sitio decente. Encontramos un restaurante repleto de turistas lo que suele ser buena señal, parecía limpio y era muy barato comimos y fuimos a visitar varios museos en la calle de los museos, sin lugar a duda me quedo con el museo del terror,antigua sede de la policía durante el régimen ahora llamado Terror House.
Aquella noche dimos un paseo por la ciudad y fuimos a tomar unas copas. De nuevo al día siguiente nos levantamos relativamente pronto. Escribí una carta de agradecimiento y la pinche en un tablero de corcho marrón donde otros muchos viajeros habían clavado sus experiencias. Cogimos de nuevo nuestras mochilas y fuimos a la estación, allí reservamos unos billetes para un vagón dormitorio, 8€ por cabeza, bastante barato. En la estación guardamos nuestras mochilas, 4€ 24horas. El tercer dia recorrimos todo lo que no nos dio tiempo a ver el día anterior, nos pegamos otra buena caminata como de costumbre. Visitamos los baños de la ciudad, entramos en la universidad vieja, bordeamos el parlamento con aquel toque característico que recuerda al famoso parlamento de Londres, mas blanco, más pequeño pero igualmente encantador. Cruzamos por un viejo puente de piedra para obtener una perspectiva del emblemático edificio desde la otra orilla del Danubio y allí sacar unas fotos. Las fuertes lluvias habían hecho que el Danubio estuviera porn encima del caudal normal, anegando carreteras y pasos donde normalmente se colocan puestecitos de ventas de suvenires y comida rápida. La visión era algo extraña, señales de tráfico y semáforos emergían de las aguas marrones y sucias, como si allí jamás hubiera habido una carretera y fueran vestigios del pasado. De allí fuimos dirección a la plaza de los héroes para entrar en el famoso parque de la ciudad y cruzarlo de punta a punta, parándonos en muchos de los atractivos que aporta el pulmón de la ciudad y buscando sombra en aquel caluroso día. Finalmente entramos cementerio antiguo cerca de la estación central. A Edu le apasionan los monumentos fúnebres y los lugares desolados por la tristeza, es otro tipo de arte macabro, pero arte al fin y al cabo. A mi me dolían los pies, arrastraba un tiron muscular en el pie derecho, un mal gesto quizás y una ampolla en el dedo gordo del izquierdo. Me senté en un banco y espere a que Edu recorriera el campo santo. A las 7 salía nuestro tren dirección Cracovia, llegamos 30 minutos antes a la estación. Cogimos nuestras mochilas y nos dispusimos a esperar, esa noche dormiríamos en movimiento.

Un par de recomendaciones, a quien le pueda interesar:

Budapest es una ciudad barata quizás de las que más, donde el sueldo medio es de unos 400 euros mensuales, esto se traduce en un deficiente sistema en todos los ámbitos. La cantidad de gente sin techo es abrumadora, encontrándote gente durmiendo en las calles a cualquier hora del día en cualquier calle de la ciudad, el centro de la ciudad de noche es bastante seguro con presencia policial.
Basico : NO alejarse del centro de la ciudad nunca, los barrios periféricos no turísticos cuentas con una escasa presencia policial y es muy posible que le den el palo a dos turistas despistados. En la periferia casi nadie habla inglés a si que si te pierdes puedes llegar a estar en apuros, sobre todo al anochecer.
Vigila donde comes! Los puestos ambulantes de comida y las pequeñas paradas de comida rápida a precios excesivamente económicos te pueden dejar anclado a WC varios días!
Transporte: A diferencia de la mayoría de ciudades del centro de Europa no tiene un sistema de tranvía competente, en su lugar cuenta con el metro más antiguo de Europa y una red de autobuses bastante competente para moverse por la ciudad a muy buen precio. Solo coger los taxis de las compañías recomendadas en los mapas de la ciudad, hay mucho taxi ilegal buscando guiris a los que dar el palo.
Moneda : Algo a tener en cuenta es que en Budapest pese a ser una país de la comunidad económica europea usan su propia moneda, los florines. Jamás bajo ningún concepto se debe cambiar dinero en estaciones o aeropuertos, los palos que meten son impresionantes. Las dos mejores opciones son :
A - Sacar dinero de un cajero siempre y cuando tu tarjeta no tenga comisión en el extranjero (el valor del dinero lo rige el valor de compra estipulado por tu banco no el valor del banco en el que sacas el dinero)
B – Recorrer la ciudad en busca del mejor cambio, para ello hay que fijarse en los locales los locales No Comission son en general en los que se puede encontrar el mejor cambio y cuanto más alejado de la zona turística mejor, Nunca bajo ningún concepto cambiar en ningún local de Western Union y esta regla es válida en cualquier país, en el cartel te dan el mejor precio para meterte el palo en la comisión, son literalmente unos estafadores!! Y sobre todo preguntar antes de hacer el cambio final y hacer cálculos.
Fiesta y ocio nocturno: Hay montones de locales y salas de fiesta repartidos por toda la ciudad, tan solo los del centro son de fiar, cuanto más turista veas mejor que mejor es buena señal. Hay chicas que se dedican a captar chicos para después robarles o llévalos a tomar una copa a locales de lujo, mucho ojo! Y no olvides probar la palinka!! ( por cierto yo me olvide xD)

En si Budapest es una ciudad barata, donde el dinero cunde bastante y hay mucho ocio nocturno y diurno. Las mujeres increíbles y muy buen ambiente.

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