viernes, octubre 08, 2010

InterRail 2010 vacaciones en tren. Cracovia, Auschwitz, Birkenau – Eslovaquia (Parte VI)

Hell Gate
La puerta al Infierno
Wire
El muro del infierno
Train Wagon
Vagon de transporte de prisioneros
Desde la vias
Two Jews, Auschwitz concentration camp
Un par de Judios en Auschwitz
Jewish Family, Auschwitz concentration camp
Una familia Judia en Auschwitz
The Tower
Cells
Celdas de aislamiento en Auschwitz
Crematoriums
Hornos crematorios en Auschwitz


Llegamos a Polonia pronto, sobre las siete de la mañana. Cansados, sudados y sucios, la segunda clase de los vagones cama Húngaros es espantosa. La estación era vieja pero encantadora un edificio amarillento de alto techo en el que colgaban lámparas de araña. En las paredes, pórticos y ventanas de madera envejecidos. En el mostrador de viajes internacionales una señora mayor de unos 40 años, mal educada y antipática con un mal ingles casi inentendible para nosotros. Tras discutir unos minutos nos imprimió una lista con los horarios rerroviarios con destino a Praga, ese seria nuestro siguiente destino en dos días, realmente fue muy desagradable y extremadamente mal educada. Creo que si vuelvo otra vez le traeré un consolador a ver si se distrae y luego nos atiende mejor. Salimos de la estación y esperamos sentados en su plaza, era temprano y hasta las ocho no abría la oficina de información. A diferencia de la mayoría de ciudades, en Cracovia las oficinas de información son privadas, son agencias turísticas que te venden un poco de todo y te hinchan de propaganda de garitos y restaurantes. En una de estas, frente a la estación nos hicimos con un mapa que más que un mapa parecía un papel de esos que te ponen a modo de mantelito en la bandeja del mc Donalls repleto de publicidad extrañamente encubierta y en polaco. Edu había oído hablar de un hostel llamado Mamas hostel el cual estaba considerado uno de los mejores hostels de Europa. Preguntamos por las calles y parecía que nadie conocía aquel lugar hasta que nos topamos con una vigilante de seguridad de una especie de recinto que englobaba varios edificios en una plaza, amablemente nos acompañó hasta la puerta. Este se encontraba en un callejón estrecho y era una planta en un tercer piso sin ascensor. Al final resulto que además de ser caro no tenía taquillas y todas las habitaciones disponibles eran compartidas, una mierda decepcionante hablando claro. Salimos en busca de alternativas. Recorrimos la ciudad preguntando en hostels por habitaciones individuales y condiciones, estábamos cansados, queríamos ducharnos y cambiarnos y cargábamos con nuestras mochilas. Ya desesperados tras preguntar en 10 o 15 sitios entramos en uno llamado City Hostel cerca de la estación de tren, la recepcionista muy amable, el precio inmejorable, wifi y internet gratis. La habitación amplia, limpia y con ducha propia, allí nos plantamos. La recepcionista amablemente nos guardó las mochilas, eran las 10 de la mañana y el Check-in a las 2 , dejamos las mochilas y nos fuimos a desayunar, cambiar dinero y a dar una vuelta. Teníamos hambre y para comer necesitábamos dinero, buscamos como siempre el mejor cambio y tras mirar algunas oficinas de cambio lo encontramos. En la plaza de la iglesia nos compramos una especie de coca típica de allí, no se el nombre de lo que comí, era algo dulce y duro que no sabía demasiado bien. Realmente Cracovia no nos interesaba demasiado, estábamos allí por Auwich, bikenau y el gueto. No conocía demasiado sobre la ciudad tan solo un poco sobre el gueto y algunos acontecimiento acaecidos en esa ciudad durante la segunda guerra mundial. Recorrimos el casco antiguo de la ciudad, o más bien uno de ellos puesto a que la zona del viejo castillo alberga varios lugares de interés culturar y viejas edificaciones aunque nos enteramos tarde de cómo llegar a el. La plaza estaba repleta de gente, escolares de excursión con el colegio que venían a pasar el dia y abarrotaban los puestecitos de madera de suvenires comprando recuerdos, rodeando al comerciante esperando con las manos llenas de monedas sueltas. A los laterales terracitas de cafés y pequeños restaurantes tan pegadas entre si que resultaba imposible distinguir cuando acababa una y empezaba la otra. Así pasamos la mañana, de un lado a otro paseando, perdiéndonos por las calles de la ciudad, esperábamos con ansia la hora convenida para hacer el Check-in. A las dos estábamos allí, puntuales como nunca, nos dieron la habitación, nos duchamos y cambiamos. ¡Dios! Que ganas tenia de cambiarme de ropa.
Estábamos listos y nos pusimos nuevamente en marcha, la recepcionista del hotel nos enseñó cómo llegar al gueto de la ciudad y a la fábrica de Shlinder, nos explicó que se encontraba cerrada por motivo de la celebración de una fiesta conmemorativa. Recorrimos parte de la ciudad andando, yo tenía un tremendo dolor en el pie izquierdo debido a una ampolla, demasiado caminar y poco descansar. Tras dar un par de vueltas por el centro, tirar unas cuantas fotos, tomar algo y ver algún que otro espectáculo callejero cogimos el tranvía numero 8 dirección al antiguo gueto de la ciudad, en el antes barrio judío de Cracovia. El gueto no es más que una zona bastante vieja y abandonada de la ciudad donde se pueden ver algunas referencias a la segunda guerra mundial. En la entrada una plaza conmemorativa adornada con sillas de metal sobredimensionadas. Preguntamos por allí a un par de personas, ariscas y reacias a hablar con nosotros, queríamos visitar la fábrica de Shlinder pero no teníamos ni idea de cono llegar. El mapa que nos dieron en el hostel era estaba bastante mal hecho, el sitio un barrio industrial repleto de garajes y pequeñas fabricas era confuso y el barrio en si no parecía demasiado seguro. Tras preguntar a varias personas un hombre de extraño aspecto con señas y señales nos indicó como llegar, estábamos bastante cerca. Caminamos diez o quince minutos por calles asfaltadas sobre antiguos caminos de piedra que aún se dejaban ver en algunos tramos, edificios abandonados adosados a viejas fábricas y paredes en las que se podían ver agujeros de bala, era como una dimensión paralela a la realidad, demasiado extraño, demasiado irreal. Caminando llegamos a una estrecha calle en el lateral de una de las arterias principales del barrio, habían montado un escenario, era una fiesta conmemorativa que hacían en un par de días, el museo estaba cerrado pero eso ya lo sabíamos, recorrimos el exterior de la fábrica y volvimos al gueto por un camino diferente para coger el tranvía que nos dejaría de nuevo en el centro para cenar y conocer un poco la ciudad de noche.
Cracovia es una ciudad de fiesta, las calles del casco histórico repletas de bares y garitos se hacen la competencia unos a otros y sus empleados salen a repartir publicidad y engatusarte con atractivas ofertas de fiesta y alcohol a bajo precio. Aunque los polacos son una gente bastante extraña, la fiesta nocturna en Crakovia estaba servida.
Al día siguiente nos levantamos pronto. La recepcionista del hotel nos había dicho que líneas regulares conectaban Cracovia con el campo de concentración de Auwich pero no sabíamos bien sus horarios tan solo que partían desde la estación de tren o cerca de ella. Así pues nos dirigimos a la vieja estación de Crakovia y conseguir algo de información. En la puerta un tipo mayor y de aspecto amable de unos 55 o 60 años nos paró en la entrada. Nos preguntó con extraño acento :Where are you From? We are from spain sir contestamos. -Ah! ok one momento guys. Esperamos atónitos mientras aquel hombre rebuscaba en una agenda replete de hojas arrancadas y pegadas con celo. –I find it. Dijo Casimiro mostrándonos una hoja de papel, en esta se podía leer – Somos pepe y maría (no recuerdo los nombres exactos) “Gracias Casimiro por tu estupendo tour, nos has tratado estupendamente y hemos visto cosas que sin ti se hubieran hecho imposibles de ver…” y el texto seguía con halagos y buenas palabras hacia aquel hombre. Tras leer esto nos explicó : El era un taxista, el cual por 30€ por persona hacia un tour por Auwich, Bikenau, algunos tramos de la antigua via ferroviaria y algunos otros puntos de interés alejados del centro. ¡Nos pareció perfecto! Nos llevó al extremo izquierdo de la plaza donde se encontraba su taxi, un viejo Opel Zafira, que me recordaba a mi primer coche, el interior era muy parecido y me trajo viejos recuerdos. Empezamos nuestro viaje, de camino, Casimiro en ingles nos explicaba todo lo que teníamos a nuestro alrededor, castillos, edificios, plazas, estatuas… con todo lujo de detalles, la frase, seguramente la mas pronunciada a lo largo del dia gramática a parte : here, the Polish army was died. Paro en un recóndito lugar, repleto de casitas unifamiliares, allí un vagón de tren apostado en un tramo de vía, Casimiro nos explicó, - Este vagón es un vagón autentico alemán de transporte de prisioneros, uno de los pocos que han sobrevivido y que se usó para transportar mujeres y niños, y todos aquellos que nos servían para trabajar en los campos. Sus palabras me dejaron petrificado y pensativo… hacia a dónde íbamos, estamos acostumbrados leer, ver en la tv o cine imágenes del holocausto Nazi pero estar allí, verlo con tus propios ojos es una realidad bien distinta, tenía una sensación rara, estábamos cerca de lo que un día fue el infierno. Nos montamos en el taxi paramos cerca de una vieja fábrica química alemana, uno de los campos de trabajo de prisioneros alemanes, en pocos minutos estábamos en Bikenau. La primera imagen que me vino a la cabeza fue la imagen de la película de Spielberg “La lista de Schindler” Aquella vía de tren que se adentraba por aquella entrada arqueada de ladrillo flanqueada por torretas y rodeada por interminables alambradas era idéntica a la imagen que tenía en mi mente. Allí Casimiro dijo – Largas filas de gente a pie cruzando los campos donde ahora hay casas venían desde los guetos de la ciudad para ser ejecutados, los que tenían más suerte llegaban en tren. Nuevamente me quedé estupefacto, se e puso la piel de gallina y esa extraña sensación fue en aumento, estábamos en el infierno. Rodeamos la alambrada, Casimiro nos enseñó en el suelo parcialmente enterrados por el paso del tiempo pequeños bunkers de ametralladoras apostados en zanjas alrededor de todo el recinto alambrado entre torreta y torreta. Recorrimos el extremo izquierdo hasta llegar a una zona medio derruida, donde faltaba un pedazo de alambrada y se podía distinguir un camino entre la hierba y maleza de la zona. Nos dio un mapa y nos explicó -Desde aquí podréis ver algunos de los hornos, depósitos de agua y el viejo hospital y centro de experimentación, a la derecha los antiguos barracones, al fondo algunos de los hornos de incineración. Y añadió con extraña normalidad –Aquí es donde los alemanes traían a Mujeres, niños y hombres incapacitados para trabajar, los ejecutaban y incineraban sus cuerpos. Qué horror! Pensé. Era incapaz de imaginar que en aquellas ruinas de ladrillo rojizo, experimentaban con personas, las gaseaban y incineraban. Solo eran niños y mujeres, que crueldad, que….. Nos adentramos por aquel camino dibujado en la maleza del bosque que engullía los terrenos colindantes al campo. Tenía muchas ganas de conocer aquel lugar y aunque la emoción me embargaba me sentía incómodo, como si no estuviera haciendo lo correcto, como si algo en mi conciencia me dijera que todo aquello incluso mi presencia allí estaba mal. Estábamos en el corazón del infierno, todo aquello, aquellas ruinas, aquellos ladrillos rojos, aquellas casitas de madera, aquellas torres de madera y teja roja simbolizando horror, dolor, racismo…. Caminando por aquellas calles no podía dejar de imaginar a toda aquella gente, todo aquel sufrimiento ¿Cómo el hombre puede llegar esos extremos tan atroces, a esa infame monstruosidad y esa muestra de crueldad y brutalidad? Se me hace difícil encontrar respuestas, quizás este en nuestra naturaleza, y eso me hace pensar… Salimos de aquel lugar, hacía un calor espantoso que había pasado inadvertido, estábamos demasiado inmersos en aquel mundo atroz. Fuera, frente a la puerta nos esperaba Casimiro, fuimos a su encuentro para dirigirnos a nuestro siguiente destino, Auwich. Entre Bikenau y Auwich hay unos 15 minutos en coche, cruzando zonas residenciales que antes fueron campos nos explicaba Casimiro, campos que cada dia cruzaban cientos de prisioneros para dirigirse a sus centros de trabajo a su ultima prisión, Bikenau. Auwich es ahora un museo al aire libre, sus antes barracones y centros de trabajo son ahora museos con muestras del holocausto. En las paredes interiores de todas y cada una de estas casas imágenes recuerdan el sufrimiento de los prisioneros que por allí pasaron, vitrinas con objetos personales requisados, desde maletas, zapatos, gafas hasta pelo humano que los nazis empleaban como material de construcción. Un recuerdo quedara grabado a fuego en mi memoria, en una de esas casitas en un primer piso una vitrina, en su interior cientos de zapatitos de niños, no pude evitar pensar lo peor, y lo peor de pensar lo peor en esa situación es que probablemente ese pensamiento fuera acertado….
Salimos de allí, era tarde y ese día después de meter en nuestras cabezas tanta información en imágenes, sin duda fue un dia extraño. Aquella noche pasemos por Cracovia, comentando lo visto pensativos, palabras cruzadas elegidas con, demasiada inhumanidad habíamos visto en aquel sitio, demasiado incomodo se hacía hablar de ello. Al dia siguiente cogeríamos un tren hacia nuestro último destino, Praga.

jueves, octubre 07, 2010

InterRail 2010 vacaciones en tren. Hungría (Parte V)

Cruzando el rio
Atardecer lluvioso
Pasando un tranvia
Con color
La plaza
Parlamento Hungaro
Budapest y su Danubio
Vista de la ciudad de Budapest
Museo del terror

De Viena a Budapest tardamos menos de 3 horas en tren, tuvimos la suerte de poder coger un tren de alta velocidad pagando un suplemento de 5€. Muchos trenes de alta velocidad pese al billete de InterRail requieren pagar un suplemento. Llegamos a Budapest sobre las 3 de la tarde, bastante frescos y descansados, un trayecto en tren corto y habíamos dormido mucho y bien la noche anterior. La estación de tren de Budapest en una estación vieja con un encanto especial, bastante bien conservada, cuenta con varios puestecitos donde comprar libros, recuerdos y algo para comer y beber, una caseta de información y un par de compañías donde cambiar moneda. Como nota añadiré que en las taquillas de aspecto sesentero hay un ordenador por cada dos empleados por lo que hay que elegir bien en la cola en la que esperar o tocara ahcerla de nuevo. Legamos con la intención de llevar a cabo el mismo plan de siempre, conseguir un mapa y con el buscar un sitio donde dormir esa noche, la cosa no fue así en esta ocasión. Tan solo recorrimos unos metros desde la puerta del tren dirección a la caseta de información cuando una señora mayor de aspecto amigable nos paró, supongo que por nuestro aspecto inequívoco de mochileros buscando alojamiento a buen precio -Hello? Do you have hostel? A lo que le respondí, No, we are looking for one. Entonces nos empezó a explicar… Esa señora de extraño acento nos estaba ofreciendo alojamiento, mi compañero y yo nos miramos y nos dijimos -No tenemos nada que perder sigámosla, dice que está cerca. Mapa en mano no dejo de hablar ni un segundo, señalándonos lugares con el dedo, museos, monumentos, zonas de ocio… incluso nos regaló una pequeña guía de la ciudad en inglés. En menos de 10 minutos habíamos llegado, nos enseñó un portal viejo y mugriento, con vitrinas destrozadas flanqueando la puerta llenas de cristales rotos en su interior, encima de esta se podía leer el número 73 que parecía estar a punto de desprenderse y caer al suelo. Edu y yo nos miramos, en mi expresión se dibujo una sonrisa irónica… - ¿pero que mierda es este sitio? Pensé. Tras ese primer pensamiento me vino a la cabeza uno aun menos alagueño, me imaginba a mi atado a una camilla de pies y manos al lado de un tio vestido de cirujano con una motosierra en la mano y intención de amputarme un brazo…. ¿Estábamos en Hostel 2…? ¿Dónde nos estábamos metiendo…? Elisabeth así se llamaba ella, introdujo dos códigos en la puerta y esta se abrió, que sitio más raro dios mio! ¿¿Estamos locos o que?? Pensé nuevamente. El interior tenía otro aspecto estaba limpio aunque no mejor conservado, cruzamos un largo pasillo y nos subimos a un viejo ascensor para subir al tercer piso. Cuando las chirriantes puertas del destartalado ascensor se abrieron la visión de la vieja puerta numero 73 quedo atrás, nada tenia que ver. La parte interior del edificio era un rectángulo abalconado donde se encontraban las puertas de las viviendas, con un pequeño jardín en la parte inferior, realmente una joya de edificio de principios del siglo pasado. En los balcones, apostadas en las puertas de sus casas ancianas compartían la tarde charlando de sus cosas y disfrutando del ambiente refrescante que proporcionaba el patio interior, parecía y fue un sitio tranquilo, perfecto para nosotros. El piso en si constaba de 2 habitaciones, lavabo y cocina con nevera. La habitación grande espaciosa, acogedora y muy limpia. Podíamos cocinar si así lo deseábamos y contábamos con nevera para guardar agua, cominda y…. la birra… que más se puede pedir! Ah, el precio, ridículo, 25 euros por persona dos noches. Nuestros compañeros en la habitación contigua una pareja de suizos que hablaban español, bastante majos.
Un poco sobre la ciudad:
En la antigüedad Budapest eran dos ciudades separas por el rio Danubio, Buda y Pest (hay una tercera menos relevante) y estas divisiones aún están vigentes a la hora de orientarse por la ciudad . Pest es la parte digamos “llana” de Budapest, entre otras muchas cosas podremos encontrar las estaciones de tren, el famoso parlamento, el cementerio, el famoso parque, la plaza de los héroes y la mayoría de los museos. Cruzando el rio desde Pest por alguno de los numerosos puentes que atraviesan el Danubio como el famoso puente de Elizabeth o el concurrido y impresionante puente de las cadenas, encontramos Buda, en parte apostada en una pequeña colina. Buda nos muestra una ciudad medieval, con su imponente castillo en lo alto coronando la ciudad, la ciudadela desde donde se tienen sin duda, las mejores vistas de la ciudad, la iglesia de la cueva, la Iglesia de san Matías lugar de coronación de reyes, son lugares a destacar entre otros muchos monumentos y construcciones.

Dejamos nuestras mochilas en el Hotel, y nos dispusimos a cambiar dinero. Recorrimos el centro de la ciudad comparando cambios y condiciones hasta que nos decidimos por un pequeño local cerca de la estación, sin duda aunque no con gran diferencia allí conseguimos el valor mas alto. Teníamos hambre, desde las 8 de la mañana que no comíamos nada y eran ya bien entradas las 5 de la tarde. Cerca de nuestra habitación había un pequeño restaurante turco en un soportal regentado por gente autóctona, blancos aunque no sea muy correcta esa expresión. Pedimos dos hamburguesas Kebab y nos las fuimos a comer a la habitación puesto que tenía que recoger algunas cosas y estábamos cerca. Quizás esa rápida y sencilla decisión fue la peor de todo el viaje, pues el sabor raro de aquella carne embutida en pan dulce nos dejó anclados al baño y somnolientos aquella tarde. Hay que vigilar donde se come y ese dia no lo recordamos. Esa noche mi compañero se quedó en la habitación, en parte cansado o atontado por aquella carne turca y decepcionado por haber perdido medio día, yo me dispuse a salir solo. Recorrí la calle en dirección al puente de Elisabeth, aproximadamente a 30 minutos a pie desde el piso. Camine durante unos quince minutos hasta llegar a una pequeña plaza donde coincidían varias líneas de autobús y metro. Allí se concentraba una gran multitud de gente esperando el autobús o el tranvía, a espaldas a estos dos vagabundos discutían : Uno empujo al otro vomitando amenazadores gritos en Húngaro, lo que desato la ira de otro que tiro al primero al suelo y lo empezaron a golpear. Más de cuarenta personas miraban la escena desde una distancia segura, agolpados pero casi sin inmutarse, sin mediar palabra entre ellos, unos completos voyeurs anónimos, supuse que allí seria cotidiana. Tras uno o dos minutos de patadas y pisotones un manto rojo empezó a cubrir la acera de la ciudad, aquel señor de unos cincuenta años yacía en el suelo inmóvil sangrando y parecía que la sangre emanaba de la cabeza, en menos de dos minutos llego la ambulancia y la policía, allí no había pasado nada. Continúe mi camino dándole vueltas a la cabeza, pensando en aquel pobre hombre, en la mentalidad del pueblo húngaro ante aquella situación, en si seguiría vivo en… muchas cosas, me sentí triste, aun me siento triste cuando pienso en ello. Quince minutos después y aun con el trauma de aquellas imágenes en mi cabeza, llegue al famoso puente de Elisabeth. Por un momento olvide lo acontecido tan solo quince minutos atrás, desde allí podía ver las luces del castillo de Buda imponentes desde la orilla opuesta del Danubio, una imagen espectacular. Todo parecía tranquilo, entre turistas que cruzaban el puente, gente sentada a orillas del rio, gente tomando fotografías… Me senté en una placita en frente de una iglesia al lado derecho del puente de Elisabeth, allí me quede un rato, pensativo y me volví.
Al día siguiente nos levantamos temprano, teníamos que recuperar el tiempo perdido. Teníamos la guía que nos regaló Elizabeth y una ruta más o menos planificada, queríamos como siempre ver lo máximo posible en nuestro escaso tiempo. Fuimos dirección al puente de Elisabeth con intención de cruzar a Buda. Empezamos por la iglesia de la cueva, una pequeña iglesia en el interior de una cueva que merece la pena visitar, seguimos una pequeña muralla hasta el camino de acceso a una serie de caminos a pie que llevan a la ciudadela, en 40 agotadores minutos estábamos en la cima. Allí hay un par de locales y terracitas al aire libre donde tomar algo y comprar suvenires, a los pies de la ciudadela. En la segunda guerra mundial la ciudadela sirvió a los nazis como cuartel y hoy en día por 12€ podemos entrar y visitar su museo. Pasamos un buen rato por los alrededores de la negra estructura, pues desde allí se tiene una perspectiva de la ciudad que no se consigue en ningún otro punto, es impresionante. Bajamos esta vez bordeando la carretera para llegar al castillo de Buda. Frente al castillo una escalera de piedra rodeada por verdes jardines que coronan la montaña donde se encuentra la sección central de la fortaleza. Desde allí se puede recorrer la muralla sur para llegar a los patios interiores, la torre del homenaje, rodeada hoy por verdes enredaderas que le dan al castillo un toque romántico, como habiendo congelado el tiempo. Saliendo por el mismo lugar que habíamos entrado cruzamos los jardines del castillo bajando la colina dirección a la iglesia de S. Matías. En menos de 20 minutos estábamos en la allí. La iglesia de san Matías fue lugar de coronación de multitud de reyes a lo largo de los años. Tradicionalmente, cada monarca coronado en esta añadía su toque personal a la iglesia, realizando pequeñas o grandes mejores en ella. Hoy en día se pueden encontrar referencias a varias épocas y reinados en la fachada y interior de la famosa estructura. Cerca se encuentra el puente de las cadenas y el túnel que cruza la montaña hacia el otro lado de la ciudad. Cruzamos de nuevo Pest, teníamos que comer, esta vez en un sitio decente. Encontramos un restaurante repleto de turistas lo que suele ser buena señal, parecía limpio y era muy barato comimos y fuimos a visitar varios museos en la calle de los museos, sin lugar a duda me quedo con el museo del terror,antigua sede de la policía durante el régimen ahora llamado Terror House.
Aquella noche dimos un paseo por la ciudad y fuimos a tomar unas copas. De nuevo al día siguiente nos levantamos relativamente pronto. Escribí una carta de agradecimiento y la pinche en un tablero de corcho marrón donde otros muchos viajeros habían clavado sus experiencias. Cogimos de nuevo nuestras mochilas y fuimos a la estación, allí reservamos unos billetes para un vagón dormitorio, 8€ por cabeza, bastante barato. En la estación guardamos nuestras mochilas, 4€ 24horas. El tercer dia recorrimos todo lo que no nos dio tiempo a ver el día anterior, nos pegamos otra buena caminata como de costumbre. Visitamos los baños de la ciudad, entramos en la universidad vieja, bordeamos el parlamento con aquel toque característico que recuerda al famoso parlamento de Londres, mas blanco, más pequeño pero igualmente encantador. Cruzamos por un viejo puente de piedra para obtener una perspectiva del emblemático edificio desde la otra orilla del Danubio y allí sacar unas fotos. Las fuertes lluvias habían hecho que el Danubio estuviera porn encima del caudal normal, anegando carreteras y pasos donde normalmente se colocan puestecitos de ventas de suvenires y comida rápida. La visión era algo extraña, señales de tráfico y semáforos emergían de las aguas marrones y sucias, como si allí jamás hubiera habido una carretera y fueran vestigios del pasado. De allí fuimos dirección a la plaza de los héroes para entrar en el famoso parque de la ciudad y cruzarlo de punta a punta, parándonos en muchos de los atractivos que aporta el pulmón de la ciudad y buscando sombra en aquel caluroso día. Finalmente entramos cementerio antiguo cerca de la estación central. A Edu le apasionan los monumentos fúnebres y los lugares desolados por la tristeza, es otro tipo de arte macabro, pero arte al fin y al cabo. A mi me dolían los pies, arrastraba un tiron muscular en el pie derecho, un mal gesto quizás y una ampolla en el dedo gordo del izquierdo. Me senté en un banco y espere a que Edu recorriera el campo santo. A las 7 salía nuestro tren dirección Cracovia, llegamos 30 minutos antes a la estación. Cogimos nuestras mochilas y nos dispusimos a esperar, esa noche dormiríamos en movimiento.

Un par de recomendaciones, a quien le pueda interesar:

Budapest es una ciudad barata quizás de las que más, donde el sueldo medio es de unos 400 euros mensuales, esto se traduce en un deficiente sistema en todos los ámbitos. La cantidad de gente sin techo es abrumadora, encontrándote gente durmiendo en las calles a cualquier hora del día en cualquier calle de la ciudad, el centro de la ciudad de noche es bastante seguro con presencia policial.
Basico : NO alejarse del centro de la ciudad nunca, los barrios periféricos no turísticos cuentas con una escasa presencia policial y es muy posible que le den el palo a dos turistas despistados. En la periferia casi nadie habla inglés a si que si te pierdes puedes llegar a estar en apuros, sobre todo al anochecer.
Vigila donde comes! Los puestos ambulantes de comida y las pequeñas paradas de comida rápida a precios excesivamente económicos te pueden dejar anclado a WC varios días!
Transporte: A diferencia de la mayoría de ciudades del centro de Europa no tiene un sistema de tranvía competente, en su lugar cuenta con el metro más antiguo de Europa y una red de autobuses bastante competente para moverse por la ciudad a muy buen precio. Solo coger los taxis de las compañías recomendadas en los mapas de la ciudad, hay mucho taxi ilegal buscando guiris a los que dar el palo.
Moneda : Algo a tener en cuenta es que en Budapest pese a ser una país de la comunidad económica europea usan su propia moneda, los florines. Jamás bajo ningún concepto se debe cambiar dinero en estaciones o aeropuertos, los palos que meten son impresionantes. Las dos mejores opciones son :
A - Sacar dinero de un cajero siempre y cuando tu tarjeta no tenga comisión en el extranjero (el valor del dinero lo rige el valor de compra estipulado por tu banco no el valor del banco en el que sacas el dinero)
B – Recorrer la ciudad en busca del mejor cambio, para ello hay que fijarse en los locales los locales No Comission son en general en los que se puede encontrar el mejor cambio y cuanto más alejado de la zona turística mejor, Nunca bajo ningún concepto cambiar en ningún local de Western Union y esta regla es válida en cualquier país, en el cartel te dan el mejor precio para meterte el palo en la comisión, son literalmente unos estafadores!! Y sobre todo preguntar antes de hacer el cambio final y hacer cálculos.
Fiesta y ocio nocturno: Hay montones de locales y salas de fiesta repartidos por toda la ciudad, tan solo los del centro son de fiar, cuanto más turista veas mejor que mejor es buena señal. Hay chicas que se dedican a captar chicos para después robarles o llévalos a tomar una copa a locales de lujo, mucho ojo! Y no olvides probar la palinka!! ( por cierto yo me olvide xD)

En si Budapest es una ciudad barata, donde el dinero cunde bastante y hay mucho ocio nocturno y diurno. Las mujeres increíbles y muy buen ambiente.

miércoles, octubre 06, 2010

InterRail 2010 Volumen 2 Hungria - Polonia - R. Checha


En algun lugra cruzando el rio, originalmente cargada por Andormix.

Tras un breve retraso ( de un par de meses xD) debido a “problemas técnicos” reabro la crónica de mi InterRail 2010, viaje donde estrene mi Réflex digital y su maravilloso mundo. Here We go again!!

Si quieres...